La comida que te hace de 'hierro'
El hierro es un
componente fundamental para nuestro cuerpo. Sin él, la sangre no transporta el
oxígeno por los órganos de manera adecuada, haciendo que nos sintamos más
fatigados de lo normal sin haber hecho un esfuerzo excesivo. La cantidad diaria necesaria de este mineral
se consigue con una dieta equilibrada sin necesidad de suplementos
La falta
de hierro en el organismo puede dar lugar a sufrir malhumor, cansancio,
debilidad, dolor de cabeza, problemas de concentración… De hecho, éstos son los
primeros síntomas de anemia ferropénica (anemia por falta de hierro) a los que
se les van añadiendo otros como uñas quebradizas, caída del cabello, palidez, vértigos
o mareos, entre otros.
Este mineral lo incorporamos a nuestras células a través de
los alimentos, de forma que una baja ingesta de alimentos ricos en hierro puede
dar lugar a una de las deficiencias nutricionales de mayor prevalencia en el
mundo: la anemia
ferropénica.
Este mineral se encuentra distribuido en numerosos
alimentos, sin embargo, no todo el hierro presente en los alimentos es
igualmente biodisponible, es decir, no todo el hierro se absorbe de igual
manera. De hecho, se estima que sólo un 10-15% del hierro presente en la dieta
es absorbido por el intestino.
Desde siempre hemos oído decir que las espinacas son muy
ricas en hierro. No en vano, Popeye fomentaba el consumo de esta versátil
verdura de hoja verde entre los niños. Sin embargo, la fama de la espinaca se
debe a un error de cálculo, que ha hecho que durante años este vegetal gozase
de una fama desmesurada que, sin ánimo de menospreciarlo, no se merecía. Lo
cierto es que existen otros alimentos con mucha mayor cantidad de hierro que la
espinaca, por ello es mejor incorporarlos en la alimentación cuando sea
necesario incrementar su aporte.
Estos son los principales alimentos ricos en hierro:
- Carnes rojas
magras: ternera, buey.
- Mariscos de
concha: sobretodo berberechos, almejas y mejillones.
- Hígado.
- Frutos
secos: nueces, pistachos, almendra tostada.
- Sésamo.
- Verduras
de hoja verde: berros, acelgas, espinacas...
- Legumbres: lentejas,
garbanzos, guisantes, germinado de lenteja.
- Productos integrales: trigo, pan, arroz, pan de avena…
Lo ideal es que cuando comamos un alimento rico en este
mineral tomemos otro con vitamina C porque ayuda a su absorción. Por ejemplo,
unos berberechos con limón, un kiwi o una naranja de postre tras un filete de
ternera. Sin embargo, si optamos por un lácteo, el calcio dificulta el
aprovechamiento del hierro. Por eso recomienda retrasar la toma del lácteo
hasta una hora después de las comidas. El té negro y la fibra también pueden
interferir en la capacidad de absorción del hierro.
Las necesidades de este mineral varían según la etapa de la
vida. Por ejemplo, es mayor durante la adolescencia y, en las mujeres, cuando
están con la menstruación, en el embarazo y la lactancia.
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