5 recetas mágicas con la reina del otoño: La calabaza



Las calabazas ya han invadido nuestras fruterías y nuestros campos. Se trata de una de las hortalizas estrellas del otoño. Septiembre, octubre y noviembre son los meses de recolección, antes de que el frío estropee la cosecha e impida disfrutar de todas sus propiedades nutritivas.

La elevada presencia de beta-caroteno, que le da ese tono anaranjado, igual que pasa con la naranja y la zanahoria, es una de sus principales características. Este pigmento orgánico o carotenoidea se transforma en Vitamina A al ser absorbida por el organismo y esto hace que sea un alimento infalible en la lucha contra gripes y catarros.

Del mismo modo que ayuda a evitar los males típicos de esta época del año, su consumo también es recomendable en caso de estar sufriendo un resfriado. La calabaza ayuda a eliminar la mucosidad en bronquios, pulmones y garganta.

Más allá de estas propiedades, es beneficiosa para luchar contra el estreñimiento dado su alto contenido en fibra y es recomendable en dietas de adelgazamiento. Las calabazas son mayormente agua (88,72 g - 94,2 g por 100 gramos de su parte comestible) y esto hace que su aporte calórico sea muy escaso (12-40 calorías por cada 100 gramos).

Sin embargo, es conveniente consumirla con moderación. Haciéndolo una vez a la semana nos beneficiaremos de sus virtudes y no sufriremos las consecuencias de sus efectos más negativos. Éstos son su alta cantidad de fibra, que puede originar flatulencia por lo que en ocasiones puede producir hinchazón y gases intestinales y los efectos sobre la piel. Porque abusar de la calabaza (u otros alimentos ricos en beta-carotenos) puede teñir ésta la de un tono anaranjado.

Aprovecha que estamos en época de calabaza para prepararla de muchas más formas de las que te imaginas. Aquí tienes 11 recetas que te dejarán un gran sabor de boca.

1-CREMA DE CALABAZA:
Esta es la receta tradicional de Crema de Calabaza, un plato muy sano y saludable.



Ingredientes:

- Un trozo de calabaza, unos 450 gramos
- Una patata o dos, unos 225 gramos
- Un puerro, mediano
- Un par de zanahorias
- Aceite y Sal

Preparación:

Para hacer esta Crema de Calabaza vamos a poner un cazo de tamaño mediano a calentar con algo más de un litro de agua. Cogemos el trozo de calabaza, lo vamos a partir por la mitad, limpiamos y pelamos bien ambas mitades. Tenemos que trocearla en forma de cuadraditos.
Hacemos lo mismo con las zanahorias, los puerros y las patatas. Cuando el agua esté caliente, agregamos todas las verduras bien partidas, con un poco de sal y un chorrito de aceite de oliva. Se tapa el cazo y lo dejamos cocer una media horita a fuego no muy fuerte.
Una vez se termina de cocer, lo ponemos todo en un baso de batidora, y lo batimos hasta obtener una crema fina y uniforme.  

2- CALABAZA CON GORGONZOLA Y NUECES
Calabaza, queso azul, cebolla... parece mentira que ingredientes tan sencillos puedan dar como resultado un entrante tan rico.



Ingredientes: 

- 6 rodajas de calabaza de menos de 1cm de grosor (la calabaza cacahuete es perfecta para este plato) 
- 2 cebollas 
- 3 nueces 
- Queso Gorgonzola (u otro queso azul)    
- 2 cucharadas de leche evaporada o nata 
- Sal
- Aceite de oliva 

Preparación:

Pelamos la cebolla y la cortamos en tiritas. En un cazo la ponemos a pochar a fuego muy bajo con un hilo de aceite y una pizca de sal. Pochamos a fuego lento durante unos 20 minutos, casi hasta que empiece a caramelizarse. Podemos seguir a fuego lento y dejar que se caramelice por si misma, o acelerarlo añadiendo 1/2 cucharada de azúcar y 1/2 cucharada de vinagre de módena. Seguimos cocinando hasta que se reduzca el líquido. 

Mientras se hace la cebolla, cortamos la calabaza en rodajas y les quitamos la piel, intentando que queden lo más bonitas posible, en ese caso redondas. Se hace muy bien con ayuda de un pela-patatas. Salamos por ambas caras. 

En una sartén o una plancha eléctrica ponemos una gota de aceite y hacemos la calabaza a la plancha. Tiene que quedar hecha pero consistente, que no se rompa al tocarla. Unos minutos por cada lado.

Por otro lado, mezclamos unas 5 cucharadas de Gorgonzola con un poco de leche evaporada o nata, y templamos ligeramente en un cazo o sartén para que se funda un poco. 

Colocamos sobre cada rodaja de calabaza una cucharadita de cebolla caramelizada, cubrimos con la crema de queso Gorgonzola y decoramos con media nuez. 
  
3-BIZCOCHO ESPONJOSO DE CALABAZAS, PASAS Y ALMENDRAS
Un postre realmente muy sabroso y sencillo que gustará a grandes y pequeños de la casa.



Ingredientes (para 10 raciones)

- 4 huevos, 300 g de calabaza pelada
- 300 g de azúcar, 300 g de harina
- 100 g de mantequilla
- 1/2 sobre de levadura química
- Un toque de canela
- 20 pasas
- 20 g de almendras fileteadas

Preparación

Comenzamos pelando la calabaza y retirando sus pepitas. Después la troceamos y pesamos los 300 g. Una vez calculados, los cocinamos durante 5 minutos en el microondas, triturando después con un tenedor para convertirla en una especie de puré
Después añadimos los 4 huevos y el azúcar y batimos hasta que blanqueen y aumenten el volumen. Entonces vamos añadiendo progresivamente el azúcar en forma de lluvia, el puré de calabaza, la mantequilla derretida y la harina tamizada para que no forme ningún grumo.

Añadimos la levadura y la canela y dejamos reposar durante un minuto la masa. En ese tiempo enmantequillamos ligeramente el molde que vayamos a usar y volcamos el contenido.

Por último, colocamos con cuidado las pasas echándolas en la superficie y ponemos unas laminitas de almendra fileteada por encima, metiendo a hornear nuestro bizcocho de calabaza en el horno precalentado a 150º. Cuando está a su temperatura, dejamos que se hornee durante unos 50 minutos, hasta que esté bien cuajado en su interior.

4- TARTA/TARTALETAS DE CALABAZAS
Un postre ideal para esta época del año. Te enseñamos una receta fácil y muy sabrosa.



Ingredientes:

Para la masa:

  • 500g de harina de fuerza
  • 200g de azúcar glas
  • 150g de mantequilla a temperatura ambiente
  • 2 huevos
  • 10g de levadura química o polvos de hornear
  • Una pizca de sal

Para el relleno:

  • 350g de puré de calabaza
  • 250ml de nata (35% materia grasa)
  • 3 huevos
  • Una cucharadita de canela
  • Una pizca de sal

Preparación:

Comenzamos preparando la masa y para ello colocamos todos los ingredientes en el orden mencionado en nuestro procesador o robot de cocina. Procesamos hasta que se mezclen todos los ingredientes, los retiramos, los unimos con las manos (sin amasar) formando una bola, la envolvemos en papel film e introducimos por espacio de 30 minutos en la nevera.

Mientras tanto preparamos el relleno y para ello colocamos juntos todos los ingredientes y batimos bien hasta conseguir una mezcla homogénea. Una vez transcurrido el tiempo recomendado, estiramos la masa entre dos papeles de horno, cubrimos los moldes de la tarta y de las tartaletas y retiramos el sobrante pasando el rodillo por encima.

Rellenamos con la mezcla de calabaza e introducimos a horno precalentado a 180ºC. Si queremos decorarlas como las de las imágenes, cortamos la masa que nos haya sobrado con un cortador a nuestro gusto y cuando las tartaletas empiecen a cuajar por los bordes, las retiramos del horno y colocamos la decoración.

Llevamos al horno de nuevo hasta que terminen de hacerse. Dejar enfriar antes de servir.

5- BOLLITOS DE LECHE CONDENSADA Y CALABAZA
Son unos bollitos suaves, tiernos y muy sabrosos.  Una receta muy original que causará verdadero furor entre los comensales.



Ingredientes:

- 200g de leche condensad
- 40g de mantequilla blanda
- 60ml de leche en la que habremos disuelto 25g de levadura fresca de panadería.
- 250g de puré de calabaza (Calabaza cocida, escurrida y triturada
- Una cucharadita de sal
- 550g de harina de fuerza

Preparación:

Colocamos la harina con la sal en forma de volcán en la mesa de trabajo. En el medio, el puré de calabaza y la mantequilla. El resto de ingredientes los mezclamos y los vamos añadiendo poco a poco a la harina a la vez que vamos mezclando con los dedos hasta tenerlo todo incorporado. Amasar hasta conseguir una bola de masa suave, elástica y que no se pegue a las manos.


Pintamos con huevo batido los bollitos e introducimos a horno precalentado a 180ºC hasta que tengan un bonito color dorado. Retirar y dejar enfriar. Ideales para el desayuno o la merienda.

¿Mejor crudo o cocido?



Todos sabemos de las grandísimas cualidades alimentarias de verduras y frutas, pero cómo conservan mejor sus propiedades. ¿Cuáles es mejor comerlos crudos y cuáles son más beneficiosos cuando los cocinamos? Para sacarnos de dudas, vamos a analizar los distintos casos.

MÁS BENEFICIOSOS COCIDOS: 




Zanahorias: Las zanahorias contienen gran cantidad de betacarotenos, que luego en nuestro organismo se transformará en vitamina A. Lamentablemente solo nos beneficiaremos de la totalidad de esa vitamina A si cocinamos previamente a la hortaliza.

Tomate: El tomate es rico en vitaminas. Pero si queremos sacarle el máximo partido a su antioxidante estrella: el Licopeno, debemos consumir tomate cocido. Es decir, en forma de salsa de tomate, en guisos, caldos, etc, En el caso del tomate también es muy aconsejable comerlo crudo para beneficiarte de todos los antioxidantes que se pierden durante la cocción, así como polifenoles y vitamina C por ejemplo.

Espinacas: Son más nutritivas cocidas. De esta forma se absorbe mejor el hierro, calcio y magnesio, ayudando al fortalecimiento de nuestro sistema músculo-esquelético y en la prevención de enfermedades como la anemia ferropénica.
Un consejo: En vez de hervirlas, hazlas salteadas o al vapor. De esta forma no pierden los minerales en el agua.

Espárragos: Cuando los espárragos se someten a un proceso de cocción, se facilita la absorción de un antioxidante muy importante capaz de neutralizar la acción de los radicales libres: El ácido ferúlico.

Champiñones: Cuando cocinas el champiñón libera mayor cantidad de potasio, un mineral muy importante para nuestros músculos y corazón.



MEJOR EN CRUDO:



Frutas: Las frutas para que conserven todas sus vitaminas, especialmente la vitamina C, no deben someterse a procesos de cocción. Si esto pasa, la vitamina C se destruye.

Brócoli y berro: Cuando estos dos vegetales se cocinan, se pierde una enzima encargada de producir la hidrólisis de los glucosinolatos, para así liberarse unos compuestos muy importantes para prevenir diversos tipos de enfermedades cancerígenas.

Ajo: Al cocinar el ajo, se destruye la alicina, responsable de los diferentes efectos medicinales del ajo.

Cebolla: Con la cebolla más de lo mismo. Si se somete a temperaturas elevadas, se inactivan ciertas enzimas que protegen nuestro sistema digestivo. También pierde una sustancia llamada glucoquinina, cuyo efecto es similar al de la insulina, regulando la glucosa en sangre.

Alimentos light: No son todo lo que parecen



Un alimento light es aquel que posee un 30% menos o un porcentaje inferior de calorías respecto al mismo producto en su versión tradicional. Es decir, es un ingrediente que concentra menos calorías a expensas de la reducción de alguno de sus nutrientes energéticos.
Es decir, aunque un alimento light es siempre más ligero que el mismo producto en su versión tradicional, no siempre debemos dejarnos llevar por esta denominación, sino que debemos observar un poco más profundo cada ingrediente.

CONSEJOS:
Si lo que buscamos es comer sano, no debemos caer simplemente en la elección de alimentos light porque son una opción más ligera, porque muchas veces detrás de menos calorías hay peores nutrientes o sencillamente no significan una reducción importante de calorías para nuestros platos.
Por ello, antes de elegir o seleccionar ingredientes light, debemos:



-Mirar siempre las calorías de un mismo producto en su versión tradicional y light, ya que muchas veces la diferente entre uno y otro es insignificante, mientras que varía considerablemente el precio siendo superior en la versión light.
-Observar el contenido de nutrientes además de las calorías por cada 100 gramos, pues en ocasiones se reducen las grasas para disminuir el aporte energético, pero se incrementa el aporte de azúcares, o por el contrario, se eliminan las grasas y se reducen azúcares, pero se aumenta el uso de saborizantes y demás aditivos que vuelven importante el contenido de sodio del producto.
-Considerar el uso que hacemos de un producto, pues muchas veces compramos un alimento light que en realidad consumimos esporádicamente y en pequeñas cantidades, siendo en estos casos conveniente usar la versión tradicional que podremos adquirir a un precio inferior con seguridad.
-Analizar el contenido calórico de alimentos light y tradicionales de diferentes marcas, pues con frecuencia encontramos un producto de "x" marca con un contenido calórico semejante al de la versión light de otra marca, y a un precio inferior
-Pensar en reemplazos naturales para ahorrar calorías que podemos conseguir a un precio inferior y con mejores nutrientes que un alimento light, por ejemplo, quizá una mayonesa light sea mucho más costosa que una salsa casera que podamos elaborar en su lugar.



Hay que tener en cuenta que tras una evaluación de la OCU se encontró que en muchos alimentos la diferencia calórica entre la versión light y tradicional es insignificante, por ejemplo, entre los yogures, las galletas o las mermeladas.
Asimismo, no debemos olvidar que muchas veces los alimentos light continúan siendo alimentos concentrados en calorías, por ejemplo, las galletas o los snacks comerciales, que pese a tener reducido el aporte energético, suelen tener más de 100 Kcal por ración de 30 o 40 gramos.


No debemos olvidar que usar ingredientes light no significa que podamos comer más, sino que en determinados productos ligeros las calorías siguen siendo muchas, por lo que siempre debe primar la moderación con su consumo.

¿Cómo preparar una sencilla y sabrosa bechamel?



Hoy queremos enseñaros a elaborar una sencilla bechamel, una de las salsas más importantes de la cocina mundial. Os describimos todo el procedimiento para cocinar en casa una Bechamel, con todos los consejos y trucos necesarios.

Ingredientes:
-2 vasos de leche (1/2 l)
-3 cucharadas de mantequilla
-2 cucharadas de harina
- Sal

Preparación:
Pon una cazuela a fuego suave e introduce la mantequilla. Cuando se funda agrega la harina, mezcla bien hasta que quede perfectamente integrada.
Rehoga un poco y vierte la mitad de la leche (que esté fría) poco a poco, sin dejar de remover con una varilla o cuchara de madera, hasta conseguir una crema homogénea.



Vierte el resto de la leche en 2 veces, sin dejar de remover. Echa sal a tu gusto y cocina la salsa a fuego suave durante 10-15 minutos. Cuanto más tiempo la cocines, más suave y rica quedará.

Según el popular cocinero Karlos Arguiñano, ‘si no tienes mantequilla o te apetece más, puedes sustituirla por aceite. En vez de utilizar 3 cucharadas de mantequilla, pon 4 de aceite y hazla de la misma manera’.

Si no vas a utilizar la bechamel en el momento, pásala a un recipiente y tápala con papel plástico de cocina. Es importante que el plástico esté en contacto con la masa. De esta forma evitarás que le salga costra en la parte superior.

Son infinidad los preparados que puedes hacer con bechamel, aquí te dejamos algunas recetas para hacer con salsa bechamel.

12 alimentos para afrontar el desgaste del otoño



Llega el otoño y nuestro organismo, al igual que la naturaleza, sufre una serie de cambios. El paso, en ocasiones drástico, de calor a frío en apenas unos días puede debilitar las defensas de nuestro cuerpo, lo que nos lleva a que nos enfermemos con una mayor facilidad de gripe o resfriado. Nuestra dieta en otoño tiene que ser capaz de contrarrestar el mayor desgaste físico y mental que experimentamos en esta estación y los alimentos de temporada pueden ser nuestros mejores aliados.

La naturaleza es sabia: en verano nos da frutos con grandes cantidades de agua, que nos ayudan a hidratarnos, y en otoño e invierno nos da cítricos, ricos en vitamina C, que fortalece nuestro sistema inmunológico. Los alimentos típicos del otoño suponen una estupenda forma de armarnos para luchar contra las indeseables enfermedades.

SETAS



Las setas son una de las grandes delicias de la temporada otoñal. No solo podemos disfrutar de múltiples variedades que pueden cocinarse de muchísimas formas. Se trata, además, de un alimento muy bajo en calorías, rico en egosterol –una sustancia que nuestro cuerpo transforma en vitamina D–, vitaminas del grupo B y yodo. Lo que no debemos olvidar es que se trata de un alimento fuerte, que puede resultar indigesto si se consume en grandes cantidades o por la noche.

CASTAÑAS



Las castañas son deliciosas solas o acompañadas en forma de dulce. Se trata de un fruto rico en muchas vitaminas y minerales. Eso sí, son ricas también en hidratos de carbono, y algo calóricas.

HIGOS



Son una fruta exquisita, que contienen una gran cantidad de vitaminas (especialmente vitaminas del grupo B) y minerales. Es útil contra la astenia otoñal, y aporta una gran fuente de energía, además de ser ricos en calcio y hierro.

CAQUI



Es una fruta sumamente sabrosa y deliciosa que contiene elevados niveles de antioxidantes y fibra. Por ello, es ideal no sólo contra el estreñimiento, sino para reducir incluso el riesgo de arteriosclerosis.

MANZANAS



Aunque, como la mayoría de frutas, podemos encontrar manzanas todo el año, es otoño la mejor fecha para consumirlas. Se trata de un alimento rico en antioxidantes y fibras y que puede tomarse de muchas formas. No tenemos por qué dejar la manzana para el postre: en compota, en ensalada y en los guisos es un acompañante delicioso.

GRANADAS



La granada es una fruta muy completa y con un aporte calórico muy bajo, dado su alto contenido en agua. Está dentro de la familia de los cítricos, por lo que tiene un gran contenido en vitamina C, pero además es rica en ácido málico, flavonoides –los famosos pigmentos con acción antioxidante– y taninos, sustancias con propiedades astringentes y antiinflamatorias.

Dado su peculiar fisionomía, es ideal para añadir a las ensaladas, ya sea como ingrediente o como aliño. También es fantástica en zumo.

COLES



Las verduras de la familia de las brasicáceas, como las coles de Bruselas, la coliflor, el repollo, la lombarda, o el brócoli, son ricas en vitamina C y hierro y tienen fitoquímicos con acción antioxidante. Son verduras recomendadas para fortalecer el sistema inmune, por lo que resultan un gran aliado contra los resfriados.

KIWIS



Aunque ya estamos acostumbrados a verlos todo el año, la temporada del kiwi va de septiembre a marzo. Es una de las frutas con mayor concentración de vitamina C, mayor incluso que la de los cítricos, y es una gran fuente de potasio y cobre. Por supuesto, tampoco hay que olvidar su alto contenido en fibra, ideal si tenemos problemas para ir al baño. 

BERENJENA



La berenjena no solo es una hortaliza deliciosa, además es perfecta como purgante intestinal, basado su alto contenido en colagogo, un extracto que facilita la expulsión de la bilis y estimula el funcionamiento del hígado, lo que favorece la digestión de grasas. Se trata, además, de un alimento muy versátil en la cocina, se puede tomar rellena, empanada, salteada, en puré y hasta en ensalada.

UVAS



La uva es una de las frutas con mayor contenido en azúcar, por lo que no es especialmente recomendable si lo que se quiere es adelgazar. Pero, al margen de esto, es una muy rica en antioxidantes, deliciosa y muy barata en época de vendimia. No debemos limitarnos a comer la fruta de postre. La uva es perfecta para hacer compotas, zumos, pasteles, ensaladas o como guarnición de la carne.

FRUTOS DEL BOSQUE


Las moras, arándanos, frambuesas, grosellas y, en general, todos los frutos del bosque concentran una enorme cantidad de antioxidantes, especialmente en forma de flavonoides, el pigmento que les da su particular color rojizo. Si no tenemos un bosque cerca donde recolectarlas, siempre podemos comprarlas congeladas, una buena alternativa si no queremos perdernos estas delicias (y además, podremos disfrutar de ellas más tiempo, pues su temporada es muy corta). Son geniales para realizar postres, mermeladas y salsas. 

CALABAZA




La calabaza es una hortaliza rica en potasio, fibra y vitamina B. En España se consume normalmente en forma de puré, pero también está muy rica cocida (es deliciosa acompañada de patata). Dado su sabor dulce, también es un ingrediente mágico en lo que a repostería se refiere.



Una pizza casera muy muy rica



Es una de las comidas preferidas de mayores y niños. Un plato ideal y sencillo para el fin de semana y para esos días de celebración familiar. Y lo mejor de todo, fácil de hacer. Por eso, aquí os dejamos una receta de pizza casera.

Una pizza puede ser todo lo complicada que queramos y también todo lo sencilla. Pero nos hemos decidido por una pizza muy sencilla, con la idea de que todos vosotros podáis hacerla en casa simplemente siguiendo los pasos y consejos que aquí os vamos a dar. ¿Os animáis?

Tiempo de elaboración | 2 horas
Dificultad | Fácil
Personas | 4-6

Ingredientes
  • 300 g de harina
  • 160 g de agua
  • 5 g de levadura de panadería instantánea
  • 20 g de aceite de oliva virgen extra
  • 1 cucharadita de sal
  • 200 g de salsa de tomate
  • 100 g de mozzarella
  • 100 g de jamón de york

Pasos
En un bol ponemos todos los ingredientes de la masa: harina, agua, levadura, aceite y sal y mezclamos bien con una cuchara. Una masa de pizza es como un pan sencillo. Se puede hacer con cualquier tipo de harina y la cantidad de agua será aproximadamente de la mitad de la de harina. Si usamos una harina con más cantidad de gluten (harina de fuerza) entonces necesitaremos algo más de agua y si utilizamos una harina normal con la mitad de agua (por harina) y un poco más será suficiente.



Después toca amasar. Si tenemos una amasadora estupendo. Si no tenemos lo único que haremos será estirar la masa y recoger con la palma de la mano hasta conseguir una masa que no se pega a las manos ni a la mesa, es una masa fina y elástica. Entre 5 y 10 minutos serán más que suficientes. No hará falta enharinar la mesa.

A continuación dejaremos fermentar la masa tapada. El objetivo es que doble de volumen. Si hace frío tardará más que si hace calor. Cuando suba al doble seguiremos por el siguiente paso.

Cogemos la masa y la desgasificamos, es decir la amasamos ligeramente para que vuelva a su volumen inicial. Podemos pasar a dividirla para hacer pizzas pequeñas o hacer una grande. Para estirarla sin complicaciones lo hacemos con las manos o bien con un rodillo. La forma es lo de menos. Si sale cuadrada, adelante. Si consigues una masa redonda, genial.



Y entonces, ya empezamos a ponerle los ingredientes. Primero, el tomate. Después el queso y el resto de cosas que queramos añadir.

EL último paso es el del horno, y no es el menos importante. Con el horno precalentado a un mínimo de 230 ºC metemos la pizza. Podemos usar una piedra para el horno o una bandeja. Si tenemos piedra la base de la pizza quedará más crujiente pero no nos tenemos que complicar la vida, quedan muy ricas en cualquier bandeja que tengáis.




Hornearemos durante unos 8-10 minutos, hasta que se dore ligeramente. Y lista para tomar. ¡Buen provecho!

Cómo conservar las verduras frescas más tiempo



Los alimentos frescos tienen más propiedades beneficiosas para nuestro organismo. Sin embargo, muchas veces dejamos de comprarlas porque no se conservan demasiado tiempo y nos vemos obligados a tirar alimentos. Por eso, en Más Típico Imposible queremos daros algunos consejos y trucos para conservar las verduras frescas más tiempo, guardando cada una de ellas de la forma más conveniente.

En primer lugar, debemos tener claro que no se deben lavar las verduras antes de meterlas en el frigorífico, sino justo antes de consumirlas. Si se guardan las verduras húmedas, será más fácil que proliferen las bacterias.

JUDÍAS VERDES



Las judías verdes se pueden hervir en agua durante 7-8 minutos y escurrirlas bien. A continuación se congelan en bolsas aptas para el congelador. Si se opta por el frigorífico, se guardarán dentro de una bolsa de plástico perforada.

BERENJENAS  



Se deben colocar extendidas en la parte más baja de la nevera, sin que queden amontonadas. De este modo se conservarán bien durante una semana aproximadamente. No se deben envolver en papel ni plástico, ya que impide su respiración. Conviene mantener las berenjenas lo más aisladas posibles, ya que reaccionan con el gas etileno que producen otras verduras y frutas.

CALABACINES



Los calabacines se conservan bien en el cajón de las verduras del frigorífico, donde conviene que la temperatura no sea inferior a los 10ºC. De este modo, el calabacín se mantiene en buenas condiciones durante aproximadamente 3 semanas. Se debe mantener separado de frutas y tomates, ya que es sensible al etileno que desprenden y puede llegar a alterarse con rapidez. También se puede congelar, previamente blanqueado, y prolongar así su conservación.

VERDURAS DE HOJA VERDE (LECHUGA, ESPINACAS, …)



Las verduras de hoja verde se guardan en bolsas de plástico o envueltas en papel de celofán en la parte más fría del frigorífico, sin que quede una gota de agua entre las hojas, pues en caso contrario terminarán pudriéndose. De esta forma la bolsa creará un ambiente húmedo como para conservar la humedad natural y durarán unas 2 semanas.

VERDURAS DE RAÍZ (ZANAHORIAS, REMOLACHA, NABOS...)



En primer lugar, se cortan las hojas de los extremos para que no extraigan la humedad de la raíz. Después, se colocan las verduras en bolsas de plástico con agujeros, de modo que permitan que el aire circule dentro de la bolsa pero sin dejar que se pierda mucha humedad. Se pueden conservar en la parte baja del frigorífico hasta 2 semanas.

COLES (COLIFLOR, BRÓCOLI, COLES DE BRUSELAS,…)



La mejor forma de guardar las coles es en el frigorífico en bolsas de plástico perforadas, ya que se conservarán hasta 5 días.

TOMATES



Si no están totalmente maduros, se deben dejar a temperatura ambiente y sin exponer a la luz solar. De esta forma van a adquirir su punto óptimo de maduración y conservarán mejor su sabor. Solo si están muy maduros deben guardarse en el frigorífico, pero no más de 2-3 días.

AJOS Y CEBOLLAS



Los ajos y cebollas se deben conservar fuera del frigorífico, en un lugar fresco, sin humedad y alejado de la luz. Las cebollas se guardarán en el frigorífico cuando hayan sido cortadas, bien envueltas en plástico.

PIMIENTOS



Es conveniente guardar los pimientos dentro del frigorífico, envueltos en plástico. De este modo, se conservarán durante 15 días. También pueden congelarse. Para ello, se deben pasar unos 3 minutos por agua hirviendo en el caso de que tengan la piel dura, para evitar que ésta se endurezca aún más con la congelación. Una vez asados y pelados también admiten perfectamente la congelación.

PATATAS Y BONIATOS



Las patatas se deben guardar a temperatura ambiente fresca y en un lugar oscuro, alejado de la luz. Se pueden poner en una bolsa de papel, de modo que se conservarán así durante varias semanas o incluso un mes. En el caso de los boniatos, se guardarán del mismo modo, aunque sólo durarán frescos alrededor de 7 días.