¿Mejor crudo o cocido?



Todos sabemos de las grandísimas cualidades alimentarias de verduras y frutas, pero cómo conservan mejor sus propiedades. ¿Cuáles es mejor comerlos crudos y cuáles son más beneficiosos cuando los cocinamos? Para sacarnos de dudas, vamos a analizar los distintos casos.

MÁS BENEFICIOSOS COCIDOS: 




Zanahorias: Las zanahorias contienen gran cantidad de betacarotenos, que luego en nuestro organismo se transformará en vitamina A. Lamentablemente solo nos beneficiaremos de la totalidad de esa vitamina A si cocinamos previamente a la hortaliza.

Tomate: El tomate es rico en vitaminas. Pero si queremos sacarle el máximo partido a su antioxidante estrella: el Licopeno, debemos consumir tomate cocido. Es decir, en forma de salsa de tomate, en guisos, caldos, etc, En el caso del tomate también es muy aconsejable comerlo crudo para beneficiarte de todos los antioxidantes que se pierden durante la cocción, así como polifenoles y vitamina C por ejemplo.

Espinacas: Son más nutritivas cocidas. De esta forma se absorbe mejor el hierro, calcio y magnesio, ayudando al fortalecimiento de nuestro sistema músculo-esquelético y en la prevención de enfermedades como la anemia ferropénica.
Un consejo: En vez de hervirlas, hazlas salteadas o al vapor. De esta forma no pierden los minerales en el agua.

Espárragos: Cuando los espárragos se someten a un proceso de cocción, se facilita la absorción de un antioxidante muy importante capaz de neutralizar la acción de los radicales libres: El ácido ferúlico.

Champiñones: Cuando cocinas el champiñón libera mayor cantidad de potasio, un mineral muy importante para nuestros músculos y corazón.



MEJOR EN CRUDO:



Frutas: Las frutas para que conserven todas sus vitaminas, especialmente la vitamina C, no deben someterse a procesos de cocción. Si esto pasa, la vitamina C se destruye.

Brócoli y berro: Cuando estos dos vegetales se cocinan, se pierde una enzima encargada de producir la hidrólisis de los glucosinolatos, para así liberarse unos compuestos muy importantes para prevenir diversos tipos de enfermedades cancerígenas.

Ajo: Al cocinar el ajo, se destruye la alicina, responsable de los diferentes efectos medicinales del ajo.

Cebolla: Con la cebolla más de lo mismo. Si se somete a temperaturas elevadas, se inactivan ciertas enzimas que protegen nuestro sistema digestivo. También pierde una sustancia llamada glucoquinina, cuyo efecto es similar al de la insulina, regulando la glucosa en sangre.

Alimentos light: No son todo lo que parecen



Un alimento light es aquel que posee un 30% menos o un porcentaje inferior de calorías respecto al mismo producto en su versión tradicional. Es decir, es un ingrediente que concentra menos calorías a expensas de la reducción de alguno de sus nutrientes energéticos.
Es decir, aunque un alimento light es siempre más ligero que el mismo producto en su versión tradicional, no siempre debemos dejarnos llevar por esta denominación, sino que debemos observar un poco más profundo cada ingrediente.

CONSEJOS:
Si lo que buscamos es comer sano, no debemos caer simplemente en la elección de alimentos light porque son una opción más ligera, porque muchas veces detrás de menos calorías hay peores nutrientes o sencillamente no significan una reducción importante de calorías para nuestros platos.
Por ello, antes de elegir o seleccionar ingredientes light, debemos:



-Mirar siempre las calorías de un mismo producto en su versión tradicional y light, ya que muchas veces la diferente entre uno y otro es insignificante, mientras que varía considerablemente el precio siendo superior en la versión light.
-Observar el contenido de nutrientes además de las calorías por cada 100 gramos, pues en ocasiones se reducen las grasas para disminuir el aporte energético, pero se incrementa el aporte de azúcares, o por el contrario, se eliminan las grasas y se reducen azúcares, pero se aumenta el uso de saborizantes y demás aditivos que vuelven importante el contenido de sodio del producto.
-Considerar el uso que hacemos de un producto, pues muchas veces compramos un alimento light que en realidad consumimos esporádicamente y en pequeñas cantidades, siendo en estos casos conveniente usar la versión tradicional que podremos adquirir a un precio inferior con seguridad.
-Analizar el contenido calórico de alimentos light y tradicionales de diferentes marcas, pues con frecuencia encontramos un producto de "x" marca con un contenido calórico semejante al de la versión light de otra marca, y a un precio inferior
-Pensar en reemplazos naturales para ahorrar calorías que podemos conseguir a un precio inferior y con mejores nutrientes que un alimento light, por ejemplo, quizá una mayonesa light sea mucho más costosa que una salsa casera que podamos elaborar en su lugar.



Hay que tener en cuenta que tras una evaluación de la OCU se encontró que en muchos alimentos la diferencia calórica entre la versión light y tradicional es insignificante, por ejemplo, entre los yogures, las galletas o las mermeladas.
Asimismo, no debemos olvidar que muchas veces los alimentos light continúan siendo alimentos concentrados en calorías, por ejemplo, las galletas o los snacks comerciales, que pese a tener reducido el aporte energético, suelen tener más de 100 Kcal por ración de 30 o 40 gramos.


No debemos olvidar que usar ingredientes light no significa que podamos comer más, sino que en determinados productos ligeros las calorías siguen siendo muchas, por lo que siempre debe primar la moderación con su consumo.

¿Cómo preparar una sencilla y sabrosa bechamel?



Hoy queremos enseñaros a elaborar una sencilla bechamel, una de las salsas más importantes de la cocina mundial. Os describimos todo el procedimiento para cocinar en casa una Bechamel, con todos los consejos y trucos necesarios.

Ingredientes:
-2 vasos de leche (1/2 l)
-3 cucharadas de mantequilla
-2 cucharadas de harina
- Sal

Preparación:
Pon una cazuela a fuego suave e introduce la mantequilla. Cuando se funda agrega la harina, mezcla bien hasta que quede perfectamente integrada.
Rehoga un poco y vierte la mitad de la leche (que esté fría) poco a poco, sin dejar de remover con una varilla o cuchara de madera, hasta conseguir una crema homogénea.



Vierte el resto de la leche en 2 veces, sin dejar de remover. Echa sal a tu gusto y cocina la salsa a fuego suave durante 10-15 minutos. Cuanto más tiempo la cocines, más suave y rica quedará.

Según el popular cocinero Karlos Arguiñano, ‘si no tienes mantequilla o te apetece más, puedes sustituirla por aceite. En vez de utilizar 3 cucharadas de mantequilla, pon 4 de aceite y hazla de la misma manera’.

Si no vas a utilizar la bechamel en el momento, pásala a un recipiente y tápala con papel plástico de cocina. Es importante que el plástico esté en contacto con la masa. De esta forma evitarás que le salga costra en la parte superior.

Son infinidad los preparados que puedes hacer con bechamel, aquí te dejamos algunas recetas para hacer con salsa bechamel.

12 alimentos para afrontar el desgaste del otoño



Llega el otoño y nuestro organismo, al igual que la naturaleza, sufre una serie de cambios. El paso, en ocasiones drástico, de calor a frío en apenas unos días puede debilitar las defensas de nuestro cuerpo, lo que nos lleva a que nos enfermemos con una mayor facilidad de gripe o resfriado. Nuestra dieta en otoño tiene que ser capaz de contrarrestar el mayor desgaste físico y mental que experimentamos en esta estación y los alimentos de temporada pueden ser nuestros mejores aliados.

La naturaleza es sabia: en verano nos da frutos con grandes cantidades de agua, que nos ayudan a hidratarnos, y en otoño e invierno nos da cítricos, ricos en vitamina C, que fortalece nuestro sistema inmunológico. Los alimentos típicos del otoño suponen una estupenda forma de armarnos para luchar contra las indeseables enfermedades.

SETAS



Las setas son una de las grandes delicias de la temporada otoñal. No solo podemos disfrutar de múltiples variedades que pueden cocinarse de muchísimas formas. Se trata, además, de un alimento muy bajo en calorías, rico en egosterol –una sustancia que nuestro cuerpo transforma en vitamina D–, vitaminas del grupo B y yodo. Lo que no debemos olvidar es que se trata de un alimento fuerte, que puede resultar indigesto si se consume en grandes cantidades o por la noche.

CASTAÑAS



Las castañas son deliciosas solas o acompañadas en forma de dulce. Se trata de un fruto rico en muchas vitaminas y minerales. Eso sí, son ricas también en hidratos de carbono, y algo calóricas.

HIGOS



Son una fruta exquisita, que contienen una gran cantidad de vitaminas (especialmente vitaminas del grupo B) y minerales. Es útil contra la astenia otoñal, y aporta una gran fuente de energía, además de ser ricos en calcio y hierro.

CAQUI



Es una fruta sumamente sabrosa y deliciosa que contiene elevados niveles de antioxidantes y fibra. Por ello, es ideal no sólo contra el estreñimiento, sino para reducir incluso el riesgo de arteriosclerosis.

MANZANAS



Aunque, como la mayoría de frutas, podemos encontrar manzanas todo el año, es otoño la mejor fecha para consumirlas. Se trata de un alimento rico en antioxidantes y fibras y que puede tomarse de muchas formas. No tenemos por qué dejar la manzana para el postre: en compota, en ensalada y en los guisos es un acompañante delicioso.

GRANADAS



La granada es una fruta muy completa y con un aporte calórico muy bajo, dado su alto contenido en agua. Está dentro de la familia de los cítricos, por lo que tiene un gran contenido en vitamina C, pero además es rica en ácido málico, flavonoides –los famosos pigmentos con acción antioxidante– y taninos, sustancias con propiedades astringentes y antiinflamatorias.

Dado su peculiar fisionomía, es ideal para añadir a las ensaladas, ya sea como ingrediente o como aliño. También es fantástica en zumo.

COLES



Las verduras de la familia de las brasicáceas, como las coles de Bruselas, la coliflor, el repollo, la lombarda, o el brócoli, son ricas en vitamina C y hierro y tienen fitoquímicos con acción antioxidante. Son verduras recomendadas para fortalecer el sistema inmune, por lo que resultan un gran aliado contra los resfriados.

KIWIS



Aunque ya estamos acostumbrados a verlos todo el año, la temporada del kiwi va de septiembre a marzo. Es una de las frutas con mayor concentración de vitamina C, mayor incluso que la de los cítricos, y es una gran fuente de potasio y cobre. Por supuesto, tampoco hay que olvidar su alto contenido en fibra, ideal si tenemos problemas para ir al baño. 

BERENJENA



La berenjena no solo es una hortaliza deliciosa, además es perfecta como purgante intestinal, basado su alto contenido en colagogo, un extracto que facilita la expulsión de la bilis y estimula el funcionamiento del hígado, lo que favorece la digestión de grasas. Se trata, además, de un alimento muy versátil en la cocina, se puede tomar rellena, empanada, salteada, en puré y hasta en ensalada.

UVAS



La uva es una de las frutas con mayor contenido en azúcar, por lo que no es especialmente recomendable si lo que se quiere es adelgazar. Pero, al margen de esto, es una muy rica en antioxidantes, deliciosa y muy barata en época de vendimia. No debemos limitarnos a comer la fruta de postre. La uva es perfecta para hacer compotas, zumos, pasteles, ensaladas o como guarnición de la carne.

FRUTOS DEL BOSQUE


Las moras, arándanos, frambuesas, grosellas y, en general, todos los frutos del bosque concentran una enorme cantidad de antioxidantes, especialmente en forma de flavonoides, el pigmento que les da su particular color rojizo. Si no tenemos un bosque cerca donde recolectarlas, siempre podemos comprarlas congeladas, una buena alternativa si no queremos perdernos estas delicias (y además, podremos disfrutar de ellas más tiempo, pues su temporada es muy corta). Son geniales para realizar postres, mermeladas y salsas. 

CALABAZA




La calabaza es una hortaliza rica en potasio, fibra y vitamina B. En España se consume normalmente en forma de puré, pero también está muy rica cocida (es deliciosa acompañada de patata). Dado su sabor dulce, también es un ingrediente mágico en lo que a repostería se refiere.



Una pizza casera muy muy rica



Es una de las comidas preferidas de mayores y niños. Un plato ideal y sencillo para el fin de semana y para esos días de celebración familiar. Y lo mejor de todo, fácil de hacer. Por eso, aquí os dejamos una receta de pizza casera.

Una pizza puede ser todo lo complicada que queramos y también todo lo sencilla. Pero nos hemos decidido por una pizza muy sencilla, con la idea de que todos vosotros podáis hacerla en casa simplemente siguiendo los pasos y consejos que aquí os vamos a dar. ¿Os animáis?

Tiempo de elaboración | 2 horas
Dificultad | Fácil
Personas | 4-6

Ingredientes
  • 300 g de harina
  • 160 g de agua
  • 5 g de levadura de panadería instantánea
  • 20 g de aceite de oliva virgen extra
  • 1 cucharadita de sal
  • 200 g de salsa de tomate
  • 100 g de mozzarella
  • 100 g de jamón de york

Pasos
En un bol ponemos todos los ingredientes de la masa: harina, agua, levadura, aceite y sal y mezclamos bien con una cuchara. Una masa de pizza es como un pan sencillo. Se puede hacer con cualquier tipo de harina y la cantidad de agua será aproximadamente de la mitad de la de harina. Si usamos una harina con más cantidad de gluten (harina de fuerza) entonces necesitaremos algo más de agua y si utilizamos una harina normal con la mitad de agua (por harina) y un poco más será suficiente.



Después toca amasar. Si tenemos una amasadora estupendo. Si no tenemos lo único que haremos será estirar la masa y recoger con la palma de la mano hasta conseguir una masa que no se pega a las manos ni a la mesa, es una masa fina y elástica. Entre 5 y 10 minutos serán más que suficientes. No hará falta enharinar la mesa.

A continuación dejaremos fermentar la masa tapada. El objetivo es que doble de volumen. Si hace frío tardará más que si hace calor. Cuando suba al doble seguiremos por el siguiente paso.

Cogemos la masa y la desgasificamos, es decir la amasamos ligeramente para que vuelva a su volumen inicial. Podemos pasar a dividirla para hacer pizzas pequeñas o hacer una grande. Para estirarla sin complicaciones lo hacemos con las manos o bien con un rodillo. La forma es lo de menos. Si sale cuadrada, adelante. Si consigues una masa redonda, genial.



Y entonces, ya empezamos a ponerle los ingredientes. Primero, el tomate. Después el queso y el resto de cosas que queramos añadir.

EL último paso es el del horno, y no es el menos importante. Con el horno precalentado a un mínimo de 230 ºC metemos la pizza. Podemos usar una piedra para el horno o una bandeja. Si tenemos piedra la base de la pizza quedará más crujiente pero no nos tenemos que complicar la vida, quedan muy ricas en cualquier bandeja que tengáis.




Hornearemos durante unos 8-10 minutos, hasta que se dore ligeramente. Y lista para tomar. ¡Buen provecho!

Cómo conservar las verduras frescas más tiempo



Los alimentos frescos tienen más propiedades beneficiosas para nuestro organismo. Sin embargo, muchas veces dejamos de comprarlas porque no se conservan demasiado tiempo y nos vemos obligados a tirar alimentos. Por eso, en Más Típico Imposible queremos daros algunos consejos y trucos para conservar las verduras frescas más tiempo, guardando cada una de ellas de la forma más conveniente.

En primer lugar, debemos tener claro que no se deben lavar las verduras antes de meterlas en el frigorífico, sino justo antes de consumirlas. Si se guardan las verduras húmedas, será más fácil que proliferen las bacterias.

JUDÍAS VERDES



Las judías verdes se pueden hervir en agua durante 7-8 minutos y escurrirlas bien. A continuación se congelan en bolsas aptas para el congelador. Si se opta por el frigorífico, se guardarán dentro de una bolsa de plástico perforada.

BERENJENAS  



Se deben colocar extendidas en la parte más baja de la nevera, sin que queden amontonadas. De este modo se conservarán bien durante una semana aproximadamente. No se deben envolver en papel ni plástico, ya que impide su respiración. Conviene mantener las berenjenas lo más aisladas posibles, ya que reaccionan con el gas etileno que producen otras verduras y frutas.

CALABACINES



Los calabacines se conservan bien en el cajón de las verduras del frigorífico, donde conviene que la temperatura no sea inferior a los 10ºC. De este modo, el calabacín se mantiene en buenas condiciones durante aproximadamente 3 semanas. Se debe mantener separado de frutas y tomates, ya que es sensible al etileno que desprenden y puede llegar a alterarse con rapidez. También se puede congelar, previamente blanqueado, y prolongar así su conservación.

VERDURAS DE HOJA VERDE (LECHUGA, ESPINACAS, …)



Las verduras de hoja verde se guardan en bolsas de plástico o envueltas en papel de celofán en la parte más fría del frigorífico, sin que quede una gota de agua entre las hojas, pues en caso contrario terminarán pudriéndose. De esta forma la bolsa creará un ambiente húmedo como para conservar la humedad natural y durarán unas 2 semanas.

VERDURAS DE RAÍZ (ZANAHORIAS, REMOLACHA, NABOS...)



En primer lugar, se cortan las hojas de los extremos para que no extraigan la humedad de la raíz. Después, se colocan las verduras en bolsas de plástico con agujeros, de modo que permitan que el aire circule dentro de la bolsa pero sin dejar que se pierda mucha humedad. Se pueden conservar en la parte baja del frigorífico hasta 2 semanas.

COLES (COLIFLOR, BRÓCOLI, COLES DE BRUSELAS,…)



La mejor forma de guardar las coles es en el frigorífico en bolsas de plástico perforadas, ya que se conservarán hasta 5 días.

TOMATES



Si no están totalmente maduros, se deben dejar a temperatura ambiente y sin exponer a la luz solar. De esta forma van a adquirir su punto óptimo de maduración y conservarán mejor su sabor. Solo si están muy maduros deben guardarse en el frigorífico, pero no más de 2-3 días.

AJOS Y CEBOLLAS



Los ajos y cebollas se deben conservar fuera del frigorífico, en un lugar fresco, sin humedad y alejado de la luz. Las cebollas se guardarán en el frigorífico cuando hayan sido cortadas, bien envueltas en plástico.

PIMIENTOS



Es conveniente guardar los pimientos dentro del frigorífico, envueltos en plástico. De este modo, se conservarán durante 15 días. También pueden congelarse. Para ello, se deben pasar unos 3 minutos por agua hirviendo en el caso de que tengan la piel dura, para evitar que ésta se endurezca aún más con la congelación. Una vez asados y pelados también admiten perfectamente la congelación.

PATATAS Y BONIATOS



Las patatas se deben guardar a temperatura ambiente fresca y en un lugar oscuro, alejado de la luz. Se pueden poner en una bolsa de papel, de modo que se conservarán así durante varias semanas o incluso un mes. En el caso de los boniatos, se guardarán del mismo modo, aunque sólo durarán frescos alrededor de 7 días.




Trucos para cocinar un delicioso arroz


Si preguntáis a cualquier persona que alguna vez se haya metido en la cocina cómo hacer arroz blanco, os dirá sin duda que es muy sencillo. Sin embargo, cuando te pones manos a la obra ves que no es tan fácil como parece. Se pasa, se apelmaza, se queda en seco…

Incluso las técnicas más básicas de cocina tienen una serie de reglas que es importante seguir si queremos que nos queden bien.

La primera cosa importante que debemos saber cuando hacemos arroz blanco es la proporción de agua y arroz, que siempre es de 1 taza de arroz por 2 de agua. Yo habitualmente cuando preparo arroz blanco, hago más cantidad porque se puede guardar en la nevera y aguanta varios días para utilizarse en otro tipo de recetas. Por lo tanto, si por ejemplo utilizáis 3 tazas pequeñas de arroz, deberíais echar 6 tazas de agua.

La receta básica del arroz blanco es agua con sal y un chorrito de aceite, sin embargo si sofríes un diente de ajo entero previamente le dará un sabor muy especial.

Ingredientes



-1 taza de arroz (si variáis esta cantidad tan solo tenéis que variar también la cantidad de agua)
-2 tazas de agua
-1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
-1 diente de ajo entero con piel
-1 cucharadita de sal

En una cacerola ponemos una cucharada de aceite, calentamos y sofreímos ligeramente un diente de ajo entero, con la piel incluida. Echamos el arroz en la cacerola y una cucharadita de sal, y removemos bien hasta que el arroz se empape con el aceite. Entonces echamos las 2 tazas de agua y ponemos el fuego vivo para que empiece a hervir. Una vez hierva, bajamos a fuego lento y dejamos que hierva durante 20 minutos.

Probamos pasado el tiempo (se debería haber consumido el agua ya) y comprobamos si el arroz está en su punto o necesita unos minutos más, aunque en ese momento si lo retiráis del fuego y dejáis que repose se terminará de cocer.

¡Ojo con el fuego! Vigilad que en el mismo momento que empieza a hervir lo debéis poner a fuego lento, porque de otra manera el agua se evaporará muy rápido y se os pegará, quedando el grano duro.

El arroz blanco lo podéis guardar de un día para otro. Si lo laváis con un poco de agua caliente para soltar los granos quedará perfecto y entonces puede ser utilizado para una ensalada de arroz, un arroz a la cubana o cualquier otra receta que se os ocurra.

A continuación os dejamos unos trucos:
*Para que el arroz quede suelto, ponlo en el escurridor y enjuágalo 3-4 veces con agua fría.
*No dejes el arroz en el agua más tiempo del necesario porque seguirá cociéndose y puede pasarse.

*Cuando el arroz empiece a hervir, baja el fuego a medio-lento, pero sin que deje parar la ebullición. El arroz absorbe mucha agua y si lo dejamos a fuego fuerte, entre el agua que absorbe el arroz y el que se evapora, nos podemos quedar sin caldo y con un pegote de arroz en el fondo de la cacerola.