Dieta Atlántica: La salud que nos llega del mar

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La Dieta Atlántica da protagonismo a pescados y mariscos, verduras y hortalizas, pero también incluye hidratos de carbono, lácteos, aceite de oliva y un consumo moderado de carne. Al igual que su 'hermana' mediterránea, la dieta atlántica favorece la prevención de las enfermedades cardiacas y la diabetes.

Lejos de lo que se pueda pensar en un principio, esta dieta ha acompañado durante siglos el estilo de vida de algunos países: España (específicamente Galicia, Cantabria y País Vasco), Portugal, la Bretaña Francesa y el Reino Unido (concretamente la península de Cornualles, Gales, Escocia e Irlanda).

Los materia prima o ingredientes que la componen constituyen una importante fuente de nutrientes indispensables para el organismo (vitaminas, minerales, ácidos grasos omega 3, etc.) y los métodos utilizados en la elaboración de los platos persiguen un cocinado lo más natural posible, controlando el exceso de grasas y la cocción en exceso.

Atlántica y beneficiosa
La promoción de su consumo como parte de un estilo de vida saludable ha cobrado auge en los últimos años, de manera que muchas instituciones se han propuesto darla a conocer. Una de estas organizaciones es la Fundación Dieta Atlántica, creada por la Universidad de Santiago de Compostela para “fomentar el estudio, la investigación y la difusión de la dieta atlántica para la salud y el bienestar de la población”.

¿EN QUÉ CONSISTE?
En 2006, se llevó a cabo el II Congreso Internacional de la Dieta Atlántica, evento del que surgió el Decálogo de Dieta Atlántica, que recoge 10 recomendaciones de alimentación saludable y que resumimos a continuación:



1.Consumo muy elevado de pescados (de mar y de río) y mariscos (moluscos y crustáceos) que constituyen la gran reserva actual natural del Atlántico. Se recomienda el consumo de pescado y marisco de tres a cuatro veces a la semana en las diferentes etapas de la vida.

2. Consumir alimentos vegetales en abundancia: cereales, patatas y legumbres. Las dietas ricas en estos alimentos constituyen la mejor manera de conseguir un perfil calórico recomendado en el que un 50% de la energía total consumida lo sea en forma de hidratos de carbono complejos, así como para favorecer un mayor aporte de fibra alimentaria.



3. Consumo elevado de frutas y hortalizas. Se recomienda entre las primeras el consumo de una amplia variedad de las mismas, especialmente manzanas y cítricos. De entre las segundas, es conveniente mantener el consumo de las del género brassica, de acuerdo a los hábitos de producción y consumo (repollo, berzas, grelos y nabizas), además de judías, pimientos, cebollas, zanahorias, guisantes y ajos.

4. Utilización de aceitede oliva como principal grasa culinaria, especialmente como aderezo en crudo.

5. Consumir diariamente productos lácteos. Son excelentes fuentes de proteínas de alto valor biológico, minerales (calcio, fósforo, etc.) y vitaminas. Adicionalmente, el consumo de leches fermentadas está asociado a una serie de beneficios para la salud al aportar microorganismos capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal.

6. El consumo de carnes es importante y debe hacerse con moderación. Aunque es un grupo muy heterogéneo, en general aportan proteína de muy alto valor biológico, hierro altamente utilizable y equivalentes de niacina. El consumo excesivo puede ser perjudicial para la salud. Es recomendable, siempre que se pueda, que se consuman las magras, y formando parte de platos a base de verduras, legumbres o patatas.



7. Se recomienda la ingesta abundante de líquidos, prioritariamente agua como bebida de excelencia. El vino se ha de tomar a través de un consumo moderado, responsable e inteligente, y con las comidas.

8. Gusto por la sencillez en la preparación de los alimentos, para mantener la calidad de las materias primas y, por tanto, el valor nutritivo. El empleo de la cocción, la plancha, la fritura en aceite de oliva o las técnicas de empanado no desvirtúan las características organolépticas y nutritivas de las materias primas de la dieta atlántica.

9. Mantener los hábitos alimentarios tradicionales atlánticos. Saber comer y disfrutar de ello.

10. Realizar actividad física todos los días, ya que es tan importante como comer adecuadamente.




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