Por las mañanas, ¿naranja o limón?



Últimamente son muchas las personas que aseguran que el secreto de una vida saludable y un cuerpo 10 tiene mucho que ver con beber en ayunas un vaso de agua con limón. A muchos les ha hecho dudar y se preguntan si, entonces, deberían suplirlo por su habitual vaso de zumo de naranja recién exprimido. ¿Tú qué crees, es mejor el agua con limón o el zumo de naranja?

Desde Isabel Preysler a Beyoncé, pasando por Paulina Rubio o Miranda Kerr… No hay famosa que no reconozca que bebe un vaso de agua con limón en ayunas. Se ha convertido en el consejo nutricional de moda. Pero ¿qué hay de cierto? Intentaremos poner negro sobre blanco sobre este asunto.



Antes, para ser modelo, debías contestar en todas las entrevistas que tu secreto de belleza consistía en “beber dos litros de agua al día”. Sin embargo, parece obvio que con eso sólo no basta. Ahora, las famosas han completado su “receta quemagrasas” y aseguran que, cada mañana, toman en ayunas un vaso de agua caliente con limón.



Y de entrada no es nada malo, pero las propiedades que atribuyen a este método son falsas. Por eso, todos los nutricionistas defienden el tradicional zumo de naranja que acompaña a los desayunos “de toda la vida”.
Por beber un vaso de agua caliente con limón no activarás tu metabolismo. Para “acelerar” la forma en la que quemas calorías lo mejor es hacer deporte. Tampoco tiene una función depurativa del hígado: es cierto que todos los líquidos calientes tomados en ayunas poseen efectos diuréticos. No solo este.
También aseguran que ayuda a conseguir un equilibrio de PH en el cuerpo, pero esto es irreal. Sí que existe una pequeña variación de PH en la sangre según lo que comamos, pero esta es mínima para evitar otros problemas metabólicos.

Aseguran que fortalece el sistema inmunológico y es antioxidante, pero también tomar otros alimentos ricos en vitamina C (como el zumo de naranja).

Por lo tanto, no sigamos a pies juntillas todos los secretos de belleza que, cíclicamente, nos intentan hacer creer que son milagrosos. Para estar más bello, más sano y ser más feliz la receta mágica es una alimentación saludable y deporte. 

10 consejos para evitar enfermedades alimentarias



Cuando de comer sano se trata, no solo hay que tener en cuenta la cantidad de vitaminas, proteínas y otros nutrientes de cada alimento. Además, es muy importante mantener los alimentos en buen estado. Para evitar consecuencias nefastas para nuestra salud, debemos reducir los contaminantes del hogar y mantener seguros los alimentos que se van a ingerir mediante una correcta manipulación de los mismos. Aquí van algunos consejos muy sencillos y prácticos.

Limpiar, separar, cocinar y refrigerar, son los cuatro ámbitos clave para evitar las enfermedades alimentarias en el hogar, según señalan desde la web del Centro de Promoción de la Nutrición del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Recogemos diez consejos que los especialistas de este centro estadounidense para la promoción de la salud pública ofrecen para una correcta manipulación de los alimentos en estas cuatro esferas:

1. Lávate las manos con agua y jabón
Moja las manos con agua corriente limpia y aplica jabón. Utiliza agua templada siempre que sea posible. Frota las manos juntas para hacer espuma y limpia todas las áreas de las manos durante 20 segundos. Enjuaga tus manos bien y sécalas usando una toallita de papel limpia. Si es posible, utiliza una servilleta de papel para cerrar el grifo.



2. Sanea las superficies
Las superficies deberían limpiarse con agua jabonosa caliente. Se puede emplear una solución de una cucharada sopera de lejía sin perfume por 3,75 litros de agua para sanear las superficies.

3. Limpia el refrigerador de comida una vez a la semana
Al menos una vez a la semana, hay que tirar los alimentos refrigerados que no se van a comer. Los restos de alimentos cocinados deberían tirarse después de 4 días, el pollo y las carnes picadas en crudo, después de uno o dos días.

4. Mantén limpios los electrodomésticos
Limpia el interior y exterior de los electrodomésticos. Hay que poner especial atención a los botones y manillas en los que se puede producir contaminación cruzada a las manos.



5. Limpia los alimentos
Limpia los vegetales y frutas frescos bajo el agua corriente antes de comer, cortar o cocinar. Incluso si se planea pelarlos o cortarlos antes de comer, es importante pasarlos por agua a fondo primero para prevenir que los microbios pasen del exterior al interior del producto.

6. Separa los alimentos al hacer la compra
Hay que colocar los productos marinos, la carne de vacuno, cerdo o aves en bolsas de plástico. Mejor almacenarlas en el refrigerador debajo de los alimentos que se vayan a consumir antes.

7. Separa los alimentos cuando los prepares y sirvas
Siempre utiliza una tabla de cortar limpia para los productos frescos y una distinta para pescado y carne crudos. Nunca coloques los alimentos cocinados de nuevo en el mismo plato o tabla de cortar en los que previamente haya habido alimentos crudos.

8. Utiliza un termómetro para alimentos cuando cocines
Debería utilizarse un termómetro para la comida para asegurar que los alimentos se cocinen con seguridad y que los alimentos cocinados se mantienen a una temperatura segura hasta que se tomen.

9. Cocina los alimentos a temperaturas internas seguras
Una forma eficaz de prevenir las enfermedades alimentarias es comprobar la temperatura interna de los alimentos marinos, la carne roja o de ave y los platos con huevo. Cocina toda la carne cruda de vaca, ternera, cerdo y cordero en filetes o troceada hasta alcanzar una temperatura interna mínima de 62,7 grados centígrados.
Por seguridad y calidad, deja reposar la carne al menos tres minutos antes de cortarla o comerla. Cocina toda la carne picada de vaca, cerdo, cordero y ternera hasta una temperatura interna de 71,1 grados centígrados. La carne de ave, incluyendo el pollo y el pavo picados, debería alcanzar al ser cocinada hasta una temperatura interna de 73,8 grados centígrados.




10. Mantén los alimentos a una temperatura segura
Mantén los alimentos fríos a 4,4 grados centígrados o por debajo. Los alimentos calientes deberían mantenerse a una temperatura de 60 grados centígrados o por encima. Los alimentos no se consideran ya seguros para comer cuando se han mantenido en la zona de peligro (entre 4,4 y 60 grados centígrados) durante más de 2 horas (1 hora si la temperatura es superior a los 32,2 grados centígrados).

¿Té o café?



Parece que la población se divide en dos a la hora de la sobremesa. Acabas de terminar la comida y toca decidir entre té o café. Pero además de las preferencias por cuestiones de gusto, ¿qué bebida deberías consumir por razones de salud. ¿Cuál es el producto más recomendado para volver con fuerza y energía a nuestra actividad laboral?

El secreto que se esconde en el té y el café es, aunque no lo parezca, el mismo. Ambos contienen cafeína, un compuesto químico perteneciente a la familia de los alcaloides, descubierto inicial¿Tmente por el investigador Friedrich Ferdinand Runge en 1819. Su aislamiento en el café hizo que recibiera esa denominación, aunque también se conoce como guaranina o teína (en este caso, como referencia a su presencia en el té).

A día de hoy, la cafeína es la sustancia psicoactiva más consumida del mundo. Esta sustancia química tarda en hacer efecto sólo quince minutos después de su consumo, y necesitamos de al menos seis horas para eliminar del organismo la mitad de la cafeína absorbida.



La cafeína hace que nuestro cerebro piense que “no está cansado”. Es decir, no es un acelerador de nuestra actividad, sino que más bien evita que pisemos el freno. En otras palabras, nos obliga a trabajar de una manera más despierta y activa.

Naturalmente, si nos pasamos consumiendo cafeína podemos experimentar algunos problemas de salud. Taquicardias, ansiedad, náuseas, dificultad para dormir, temblores o inquietud son algunos de los síntomas clásicos que aparecen cuando tomamos demasiada bebida estimulante. Pero si café y té presentan cafeína: ¿cuál debemos elegir?

No es una cuestión de cantidad, sino de concentración. La cantidad de cafeína en el té es mayor que en el café. ¿Por qué solemos decir entonces que dos tazas de té equivalen a una de café? La respuesta está en que no valoramos el peso de cafeína, sino la concentración que consumimos. Normalmente, preparamos el té mucho más diluido que el café.

Por esta razón, la cafeína que hay en una taza de café ronda los 100 miligramos, mientras que esta cantidad se reduce a un rango entre 14 y 60 miligramos cuando hablamos del té. Por curiosidad, la mayor parte de bebidas de cola presentan unos 45 miligramos en un refresco de 340 mililitros.

Café



Dadas las diferencias de concentración de cafeína en un producto u otro, es preferible que tomemos café si queremos reactivarnos después de comer. Debemos tener en cuenta, sin embargo, que nuestro organismo no puede consumir esta sustancia psicoactiva de manera ilimitada.

La American Medical Association Council on Scientific Affairs recomienda que consumamos como máximo al día entre 200 y 300 miligramos de cafeína. En otras palabras, el número máximo de tazas de café que nos deberíamos tomar a diario oscila entre dos y tres, por lo que si preferimos aumentar el consumo sin que incrementemos considerablemente la ingesta de cafeína, es preferible que optemos por el té.

Si superamos la dosis de cafeína recomendada, podríamos sufrir los problemas de taquicardia, irritabilidad, ansiedad o náuseas antes mencionados. Como curiosidad, la dosis letal de esta sustancia se sitúa en los 150 miligramos por kilogramo de peso. Es decir, una persona de 75 kilogramos debería tomarse más de 75 tazas de café para poner en peligro su vida.


Y ahora os toca elegir a vosotros mismos. ¿Té o café?

¿Qué hacer con la comida sobrante de los supermercados?

Sin querer caer en demagogias, lo cierto es que cada año mueren millones de personas en el mundo a causa del hambre. Mientras, en los países más desarrollados cada día se tiran a la basura toneladas de alimentos perecederos. Sin duda, es inconcebible desde el punto de vista económico, social e incluso ético. En esta dirección, cada vez se dan más pasos y ahora la buena noticia nos  llega de Francia.

El Gobierno francés quiere reducir a la mitad el despilfarro de alimentos para el año 2025 y para ello ha obtenido el apoyo unánime de la Asamblea Nacional. De este modo, a partir del 1 de julio del año próximo, los supermercados de más de 400 metros cuadrados no podrán tirar a la basura los productos perecederos. Deberán donarlos a organizaciones dedicadas a la alimentación animal o a la fabricación de abonos agrícolas.
Según datos del Ministerio de la Ecología, en Francia se tiran a la basura 20 kilos de comida por persona y año. La FAO considera que se despilfarra hasta un tercio de los alimentos para consumo humano. En total, se desperdician 1.300 millones de toneladas al año que producen 3.300 toneladas de dióxido de carbono. En realidad, según esa institución internacional, la mitad de los alimentos se desperdician en su camino del campo al plato. Francia está comprometida en esta lucha desde que en 2010 se puso en marcha un grupo de trabajo sobre el tema. Sus conclusiones, adoptadas hace tres años, son similares a las que ahora se introducen en la ley, aunque lo que se pretende es el compromiso de toda la cadena de producción y distribución alimentaria.
Otro de los puntos importantes de la ley será el de concienciar en la escuela sobre la necesidad de controlar el despilfarro de alimentos.
Desperdicios en España
En España, la asociación Facua-Consumidores en Acción denunció ya ha finales de 2014 que la mayoría de las cadenas de supermercados no aclara el destino de la comida que se queda sin vender y que solo ocho de 28 firmas han contestado a su encuesta sobre uso de productos aún aptos para consumo. Cada día se destruyen en España, según datos de la Comisión Europea, 21.000 toneladas de comida, de las que un millar de toneladas "son responsabilidad del sector de la distribución comercial", ha señalado el portavoz de FACUA, Rubén Sánchez.




Las ocho cadenas de distribución que han respondido al estudio de Facua sobre qué hacen con los alimentos que no venden han sido Caprabo, Covirán, Dia, E. Leclerc, Eroski, Grupo Corte Inglés, Lidl y Mercadona. Rubén Sánchez ha reclamado a las instituciones "la prohibición por ley a los supermercados de que la comida apta para consumo la tiren y que haya sanciones económicas para aquellos que no donen".

Lavarse las manos, salud e higiene

A todos nos lo han dicho cuando éramos pequeños. Y ahora seguramente se lo digamos a nuestros hijos. Es una de las frases más repetidas antes de la comida en cualquier hogar. ‘Lávate las manos, por favor’. Pero no es simplemente una orden. Es un sabio consejo que puede evitar muchos problemas de salud.



Todos, grandes y pequeños, debemos lavarnos las manos varias veces al día. Antes y después de cada comida, después de jugar con mascotas, antes de hacer la comida y después de ir al baño.

Aunque nos cueste creerlo nuestras manos son el vehículo perfecto para transportar gérmenes, virus y bacterias a nuestro cuerpo.


Distintos estudios científicos concluyen en lo mismo, al lavarnos las manos alejamos todas las enfermedades que nos acechan cada día y en cada momento ya que matamos los virus y bacterias de cualquier tipo que puedan estar en ellas.

Si no lo hacemos es fácil que nuestras manos sean portadoras de bacterias de todo tipo, incluso bacterias provenientes de la orina o la materia fecal. Ten en cuenta que, cuando vas al baño, por más que esté muy limpio, y que te cuides de tocarlo todo, puede haber bacterias de ese tipo. También se desprenden bacterias al toser o al estornudar, al manipular alimentos, al sacar basura, al tocar una mascota, o tocar dinero.



Es muy probable que si tienes bacterias de cualquier tipo, éstas terminen en tu boca. Porque te tocaste sin querer, o porque tomaste con ellas un alimento que luego consumiste.

¿Cómo lavarnos las manos?

Aunque parezca una obviedad, no lo es. Es muy importante que cuando nos lavemos las manos, lo hagamos de forma muy minuciosa, y sobre todo a conciencia. El lavado de manos debe ser profundo. Para ello se le debe dedicar tiempo y mucho cuidado.

Para hacer un muy buen lavado de manos debes:



Mojar muy bien tus manos con agua tibia. Lo ideal es utilizar un jabón líquido, preferentemente uno antibacterial. Estos son los mejores para eliminar los virus y bacterias transmisores de enfermedades. Una vez que tus manos están húmedas y te has puesto el jabón, espárcelo muy bien por ambas caras de las manos, desde la punta de los dedos hasta las muñecas.
El lavado de manos debe durar entre 15 y 20 segundos, debes fregar de forma vigorosa el jabón por tus manos. Después, enjuaga muy bien tus manos e intenta que no toquen el fregadero. Utiliza una toalla limpia o una de papel. Procura cambiarla a menudo. 
Si es un baño público, utiliza una toalla de papel para cerrar el grifo, no lo hagas con tus manos limpias. 
Si sigues estos consejos, seguramente mantendrás lejos los malditos y molestos virus y bacterias.

¿Antojos nocturnos? Te explicamos el porqué



Todos hemos oído hablar de los antojos y sabemos que, aunque las embarazadas se llevan la fama, a todos nos ha pasado alguna vez. Y de noche, todavía más. Normalmente, la situación es la siguiente: Ya hace unas horas que has terminado de cenar y te encuentras en el sofá viendo la televisión o leyendo tranquilamente. De repente, pierdes la concentración de lo que estás haciendo y parece que sientes un agujero en el estómago. Entonces solo puedes pensar en lo que te apetecen unas galletas, madalenas, un trocito de chocolate, pipas,… A veces eres capaz de reprimir la tentación, pero otras veces no. Y después te arrepientes.

Pues no te sientas un bicho raro. El picoteo nocturno es bastante habitual. Y resulta ser así porque, según sugiere un reciente estudio publicado en la revista Obesity, el reloj interno del cuerpo (el ritmo circadiano) es capaz de aumentar por la noche el apetito y el deseo por dulces, almidones y alimentos salados.

Tal y como explican en la web MedCiencia, desde una perspectiva evolutiva, la necesidad de consumir más alimentos por la noche podría haber ayudado a nuestros antepasados a ​​almacenar energía para sobrevivir más tiempo en épocas de escasez de alimentos y hambrunas. No obstante, en la actualidad, la ingesta nocturna de alimentos altamente calóricos puede provocar un aumento de peso significativo.



“Por supuesto, hay muchos factores que afectan a la ganancia de peso, principalmente la alimentación general y el ejercicio físico. Pero hemos encontrado que las personas que comen mucho por la noche, especialmente alimentos y bebidas altamente calóricas, son más propensas a padecer sobrepeso u obesidad” comenta el Dr. Steven Shea, principal autor del estudio.
Además, nuestro estilo de vida actual también puede estar ayudando a que nos veamos tentados a consumir alimentos por la noche. Solemos quedarnos hasta altas horas de la noche viendo la televisión, navegando frente al ordenador o simplemente escuchando música o leyendo un libro. Por un lado, esto provoca que no durmamos lo suficiente, lo que puede favorecer que aumentemos nuestro peso corporal a medida que pasa el tiempo. Por otro lado, estar despiertos hasta más tarde también favorece que estemos más tiempos tentados a comer y es más probable que acabemos picoteando algo.

El papel del ritmo circadiano

El equipo de investigadores capitaneado por el Dr Steven Shea han hallado mediante una investigación que el ritmo circadiano regula el hambre. Según su estudio, los participantes sentían menos hambre por la mañana (8h) y más a la tarde (20h). Por ello, el estudio concluye que el ritmo circadiano interno provoca un pico de apetito a últimas horas del día lo que puede promover que comamos mucho por la noche.




Para evitar contrarrestar esta situación, es muy aconsejable repartir bien la comida que ingerimos durante el día para evitar tener muchísimo apetito cuando llega la noche. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, el desayuno debe ser la principal comida del día con un importante aporte energético. 

Cerveza, con moderación, para vivir más y mejor



Ir de cañas o de cervezas ya no es sinónimo de personas que descuidan su salud. Investigaciones recientes demuestran ahora que la cerveza también puede ser saludable Conoce cuáles son los 10 beneficios de la cerveza.

1. Huesos más fuertes
La cerveza contiene altos niveles de silicio, que está vinculado a la salud de los huesos. En un estudio realizado en 2009 en la Universidad de Tufts y en otros centros, los hombres y las mujeres de más edad que bebían una o dos al día tenían una mayor densidad ósea. Sin embargo, el consumo de más de dos bebidas se relacionó con un mayor riesgo de fracturas.

2. Un corazón más sano
Más de 100 estudios han demostrado que el consumo moderado de cerveza disminuye el riesgo de ataques cardíacos y muerte por enfermedad cardiovascular en un 25 a 40 por ciento. Una o dos cervezas al día puede ayudar a elevar los niveles de HDL, el llamado “colesterol bueno”, que ayuda a prevenir que las arterias se taponen.



3. Riñones más sanos
Un estudio realizado en Finlandia encontró que hombres que bebían una botella de cerveza al día redujeron su riesgo de desarrollar cálculos renales en un 40 por ciento. Una teoría es que el alto contenido de agua de la cerveza ayudó a mantener los riñones trabajando o el lúpulo en la cerveza ayuda a evitar la formación de piedras.

4. Un cerebro más saludable
Una cerveza al día puede ayudar a mantener la enfermedad de Alzheimer y otras demencias a raya, dicen los investigadores.

5. Reducción de riesgo de cáncer
Un estudio encontró que al marinar carne con la cerveza eliminó casi el 70 por ciento de los agentes carcinógenos, llamados aminas heterocíclicas (HCA) que se producen cuando la carne está frita.

6. Aumento de los niveles de vitamina B
Un estudio holandés encontró que los participantes bebedores de cerveza tenían los niveles de vitamina B6 un 30 por ciento más altos. La cerveza también contiene vitamina B12 y ácido fólico.

7. Protección contra accidentes cerebrovasculares
La cerveza ayuda a prevenir los coágulos de sangre que bloquean el flujo de sangre al corazón, cuello y cerebro.

8. Menor riesgo de diabetes
Los investigadores encontraron que el alcohol aumenta la sensibilidad a la insulina, lo que ayuda a proteger contra la diabetes.

9. Presión arterial baja
Los bebedores moderados de cerveza tienen menos probabilidades de desarrollar presión arterial alta, un factor de riesgo para un ataque al corazón.

10. Vida más larga
El consumo moderado de cerveza previene cerca de 26.000 muertes al año, debido a las menores tasas de enfermedades del corazón, derrames cerebrales y diabetes.

Es común el tópico de la barriga cervecera. Sin embargo, numerosos estudios científicos y médicos han demostrado que dicha afirmación no es cierta. 
Una caña (200 ml.) sólo tiene 90 calorías. Por este motivo, el consumo moderado de cerveza no afecta ni al índice de masa corporal (IMC) ni al peso de la persona, siempre que este consumo se lleve a cabo dentro de una dieta sana y equilibrada, como es la dieta mediterránea. Curiosamente en Italia a este tipo de barriga se le llama: "pancetta di vino".


Sin embargo, hay que recordar que la clave para aprovechar los beneficios de la cerveza es la moderación, es decir, solo una cerveza de 33 mililitros (la típica ‘lata’ de refresco) por día para las mujeres y dos para los hombres. Un consumo excesivo de alcohol puede dañar el hígado o provocar algunos tipos de cáncer o problemas cardíacos.

La cerveza SIN



La cerveza "sin" es una bebida hidratante y sana, con un aporte calórico muy bajo (17 Kcal/100 ml.) que conserva las vitaminas y minerales de la cerveza con alcohol. Su consumo moderado puede estar incluido en la dieta de aquellas personas que padecen hipertensión arterial, puesto que un botellín de cerveza "sin" al día aporta 10 mg de calcio, potasio y muy poco sodio. Además del alto contenido en agua (95%) y del aporte de ácido fólico. La cerveza sin alcohol contiene cantidades variables de compuestos fenólicos con efectos antioxidantes que contribuyen a prevenir las enfermedades cardiovasculares.

Aún siendo la cerveza una de las bebidas con menos contenido alcohólico (5%), su consumo no está recomendado en situaciones como el embarazo, cuando se va a conducir o cuando se sigue cualquier tipo de tratamiento médico. Por este motivo, todos aquellos consumidores de cerveza que no pueden o no quieren tomar alcohol, tienen la opción de tomarse una cerveza SIN.